El entramado de calles y plazas del casco viejo responde a la primitiva planimetría medieval. Por una parte estaba la villa cercada (lo estuvo al menos desde el siglo XIV) a la que se accedía por varias puertas y portillos. De esa muralla tan sólo quedan restos alrededor de la iglesia de Santiago. Por otra parta está el barrio marinero, desarrollado a partir del pequeño puerto de marea y la ruta jacobea. Las casas marineras, con sus tejados a dos aguas, sus muros encalados y los aperos de pesca en la puerta, se repartían el espacio entre hórreos para guardar las cosechas.
Además de pasear por estas antiguas calles, en el centro de Redondela podrás visitar la Alameda de Castelao, la Casa da Torre, la Iglesia de Redondela, el Convento de Vilavella, y observar los famosos Viaductos de Redondela, uno de los símbolos de la Villa.